
Cuando se trata de aprender a usar una computadora, las
personas mayores tienden a albergar un poco de aprensión. Para muchos, el aprendizaje
de la tecnología es intimidante y parece una tarea imposible. La clave está en
brindarles la información por partes para que sean más fáciles de incorporar.
Además, mostrarles formas prácticas en las que las computadoras pueden hacer su
vida más fácil, es una buena manera de romper con los conceptos erróneos que
puedan tener.

La mayoría de los chicos y chicas de hoy tienen su primer
contacto con la computadora a través del juego, de la participación en redes
sociales y de diferentes actividades educativas. Los adultos, en cambio, suelen
comenzar su aprendizaje al compás de las exigencias laborales, de la necesidad
de "estar al día" o de saber "en qué andan" los más
jóvenes.
También puede suceder que entre el público adulto existan
quienes no tengan ninguna de estas motivaciones. Y muchas veces los argumentos
asociados se vinculan con "eso ya no se puede aprender", que "no
se entiende nada de nada" o que "eso es cosa de chicos".
Pero la realidad, o por lo menos el enfoque, puede ser
diferente: las computadoras y los diferentes dispositivos tecnológicos, las
redes sociales y la navegación en Internet, entre otros, ofrecen nuevas
posibilidades que ayudan a agilizar la vida de las personas. Y, si consideramos
a los adultos mayores, ese potencial se expande en muchas direcciones.
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